El 2014, inspirados por el inicio del pontificado del papa Francisco, cinco rectores de distintas universidades del Perú crearon Tendiendo Puentes, un concurso de ensayos cuyo objetivo es generar espacios de diálogo entre la fe y la sociedad. Ese primer año, el tema del concurso fue “Francisco, periferias y universidad”, y tuve la suerte de participar y quedar dentro de los diez ganadores.
Me enteré del concurso en el curso de teología que llevé en la universidad, y además a través de las distintas propagandas de difusión del mismo. Mi principal motivación para escribir fue el deseo de hacer patente y visible una de las muchas realidades de frontera y periferia que se vive actualmente en nuestras sociedades con indiferencia e incluso repudio y marginación: las cárceles.

En el ensayo que escribí conté mi experiencia de haber acompañado durante dos años el módulo 114 de la cárcel de Valparaíso mientras cursaba mi primera etapa de formación como novicio jesuita en esta ciudad chilena. La pregunta que me hice fue ¿por qué la vida compartida se hace más plena y ligera en medio de los muros de la cárcel? La respuesta la encontré precisamente al cruzar las rejas de la cárcel y con ello romper con los innumerables prejuicios lapidarios que acaban denigrando y sepultando la dignidad de aquellos que están presos. De esta grata experiencia de hacerme como ellos y vivir parte de su encierro cada sábado pude comprender que la vida, como ellos siempre me decían “siempre te da otra oportunidad”. En definitiva, todo ello no es viable sin la posibilidad que Dios nos da de salir al encuentro de los que más sufren porque, como dice Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, “un corazón cristiano nunca está de vacaciones, siempre está abierto al servicio”.

Este año el tema del concurso de Tendiendo Puentes es “Francisco, migrantes y refugiados”. De igual modo es una realidad sobre la cual no podemos ser indiferentes y estar al margen. Una de las maneras con las cuales, nosotros estudiantes universitarios podemos hacer visible y reflexionar sobre estas realidades es justamente escribir lo que sentimos y vivimos desde nuestra experiencia de vida, de fe, y de ser universitarios comprometidos con la justicia y los derechos fundamentales de la personas, en particular de los migrantes y refugiados que hoy en día luchan por sobrevivir. A ellos el Papa se ha dirigido muchas veces para poner en evidencia que sus historias son el reflejo de un mundo dividido y herido.

Considero que como jóvenes universitarios podríamos hacer visible esta realidad desde nuestra capacidad de comunicar aquello que hoy en día necesita atención y prioridad. Así lo manifiesta el Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2017: “puesto que este es un fenómeno complejo, la cuestión de los emigrantes menores de edad se debe afrontar desde la raíz (…) ellos necesitan vuestra valiosa ayuda”.

Carlos Alomía Kollegger, SJ
Acompañante espiritual de las comunidades Íñigo del CAPU
Publicado en el Semanario PuntoEdu de la PUCP