Refugiados en Tacna

 

Nota publicada en La República (Tacna) el 8 de noviembre.

Liz Ferrer Rivera.
Tacna.

Hace un mes, Aidaluz Medina tomó la decisión más complicada de su vida: dejar a sus cuatro hijas y su madre en la ciudad de Buenaventura del departamento del Valle de Cauca – Colombia. Huyó de la tierra que la vio nacer hace 35 años para protegerse de bandas delincuenciales que amenazaban su vida.

Los facinerosos sentenciaron a muerte a Aidaluz. La culpan de ser quien dio el “soplo” a la Policía sobre la identidad de 13 integrantes de bandas criminales, que se enfrentaron en una vivienda de la ciudad de Buenaventura.

Temiendo por su vida y la de su familia, Aidaluz empezó a huir. Primero se mudó de su casa en Buenaventura, luego cruzó la frontera Perú – Colombia y llegó hace ocho días a la región de Tacna. Desde aquí trata de juntar dinero para viajar al norte de Chile, donde cuenta con “paisanos” que la pueden ayudar a salir adelante. “Quiero trabajar para ganar dinero y enviárselo a mi familia. Cuando me estabilice, traeré a mis hijas y a mi madre”.

Aidaluz encontró en la ciudad fronteriza de Tacna un refugio en su periplo a Chile. El Servicio Jesuita al Migrante la está apoyando -como a decenas de extranjeros que buscan llegar a Chile -, le dan refugio en sus instalaciones hasta que pueda juntar su bolsa de viaje y enrumbe al sur.

El sacerdote jesuita Emilio Martínez Díaz, responsable de esta oficina, detalla que de los más de 400 extranjeros que atendieron este año, un 20% son refugiados; de éstos, el 80% proviene de Colombia. “Aunque existe un proceso de pacificación entre el gobierno colombiano y los grupos guerrilleros, la violencia persiste”.

Aidaluz confirma la versión del sacerdote. Narra que aunque la presencia de la guerrilla disminuyó en Buenaventura, hay mafias de droga y delincuencia que controlan su ciudad.“Son los remanentes de las guerrillas. Ya no luchan por una ideología, sino por dinero y poder”.

A LA ESPERA

Los refugiados miran a Chile como un lugar de oportunidades. Tacna es solo una ciudad de paso para alcanzar esa ansiada vida mejor.

Emilio Martínez, SJ sostiene que las políticas migratorias chilenas son estrictas y es por ello que muchos colombianos deben esperar meses en Tacna hasta cumplir los requisitos que se les exige. Aún así, para quienes tienen esos requisitos, la cosa no es fácil.

Los esposos colombianos Luz Neidy y Jorge Ríos radican en Tacna hace más de un año. Ellos arribaron por trabajo y ya cuentan con un restaurante en el Cercado. A pesar de ser residentes legales en Perú, los controles migratorios chilenos no les permiten el ingreso a ese país. “Uno quiere ir de paseo, pero no te dejan. Ven que eres colombiano y te miran diferente”, cuenta Neidy.

De igual forma, Aidaluz ya intentó ingresar a Chile y no lo logró. “Hay gente que ofrece en el terminal (de Tacna) pasarte a Chile por el desierto a 200 dólares. Yo voy a seguir intentando de la forma correcta”, dice.