Relato para religiondigital.com de uno de los participantes del programa de voluntariado que trabajará en Ayacucho, en el Proyecto Perú de la Universidad de Comillas, España.

Dice el novelista holandés Cees Noteboom que no cuenta el destino, sino el camino, con tal de salirse del circuito del turista clónico. Y tras dos semanas de viaje por el Perú no puedo más que darle la razón. Formo parte de un grupo de voluntariado integrado por estudiantes de la Universidad Pontificia Comillas. Somos una mezcla bastante heterogénea, así cada uno puede aportar más al programa.

El programa dura dos meses y se desarrolla en Ayacucho, una de las regiones más pobres de Perú, tanto en la capital Huamanga como en la sierra, en Pampa Cangallo. Se podría decir que el programa en realidad son cuatro programas distintos: Centro Loyola de ayuda a los jóvenes y adolescentes, en el colegio de Fe y Alegría, en un puericultorio dirigido por religiosas y en Kusi Ayllu. Los tres primeros programas se desarrollan en Huamanga mientras que el cuarto está en Pampa Cangallo.

Hubiese sido descabellado venir aquí a Ayacucho directamente desde Madrid sin ningún tipo de introducción o preparación. Ahí es donde entra nuestra estancia en Lima. En Lima, además de conocer la ciudad y sus principales monumentos tuvimos la ocasión de desprendernos de la venda que se nos forma sobre los ojos cuando llegamos a una nueva ciudad. Y más si es la capital.

A nosotros nos ayudaron a abrir los ojos con una visita al PEBAL en Pamplona Alta, la parte sur de Lima. Y lo que se ha visto no puede ser olvidado. En Lima Sur algunos recursos que damos por hecho no lo son y necesidades tan básicas como el agua potable deben suplirse con camiones cisterna. En este marco el PEBAL proporciona una vía de salida y mejora de estas condiciones mediante la formación profesional, el acceso a mejoras higiénicas, a consultas médicas, etc.

Nuestro segundo entrenamiento vino con el padre Chiqui y la labor que desarrolla en el barrio de El Agustino. Acompañamos al jesuita en una visita por el barrio y nos estuvo explicando la transformación que ha sufrido la zona, cómo ha mejorado, qué programas desarrollan en la actualidad, etc.

Juntamente con estas dos grandes vivencias llevadas por la Compañía de Jesús también visitamos, como universitarios, la Universidad “Ruiz de Montoya”. Es un centro universitario relativamente joven que los jesuitas quieren potenciar con una formación humana, social y académica. El día dos por la noche, llenos de ilusión viajamos en autobús a Ayacucho con más de doce horas de viaje por delante. Nuestra intención es todas las semanas mandaros una pequeña crónica de nuestras tareas por estas tierras.