Propios y extraños hemos quedado sorprendidos ante el fervor suscitado por la visita del papa Francisco en la gran mayoría de peruanos. Días antes de su llegada parecía que el deseo de recibir al Obispo de Roma se había enfriado ante las convulsiones de nuestra vida política. Sin embargo, la respuesta de la gente, incluso de muchos no católicos, ha sido masiva. De pronto se nos ha hecho evidente la fuerza de la fe cristiana y, en particular, del catolicismo en nuestro país.

Tienen algo de razón las personas que critican la fuerza de la figura del Papa entre los católicos. El mismo Francisco ha dejado entrever su resistencia a la personificación de la Iglesia en la figura de sus autoridades. El “culto a la persona” que algunos críticos observan, sobre todo, en las personas sencillas o sin mayor formación tiene, en efecto, el peligro de convertirse en obstáculo para la confrontación de estos con el gran desafío de llevar una vida coherente con la Palabra de Dios. El afecto por la autoridad podría, asimismo, provocar una falta de sentido crítico entre los creyentes. Sin embargo, ¿es necesariamente así?

Habría que decir, en primer lugar, que el afecto mostrado al Papa por la gente es ante todo una expresión de fe. Porque si los creyentes acuden al Papa no es, en el fondo, por él mismo, sino por lo que él representa como presencia de Dios o bendición para sus vidas. En segundo lugar, es importante decir que ni la educación ni el sentido crítico están reñidos con la fe cristiana. ¿La gente hubiera sido indiferente a la presencia del Papa si fuéramos un pueblo más crítico? Sin duda, si por sentido crítico entendemos la reducción de la búsqueda de Dios a una práctica intimista y desencarnada. Pero no si el sentido crítico nos encamina a una comprensión integral de la fe, donde la consciencia de sus desafíos es parte fundamental. Al fin y al cabo, es en la fe popular, en la experiencia de Dios de unos pescadores sencillos y sin instrucción que tienen su origen los grandes valores cristianos que siguen orientando a nuestra sociedad.

P. Deyvi Astudillo, SJ
Responsable de Vocaciones – Jesuitas del Perú
Publicado en el diario La República (12/02/18)