Estaba pensando que a lo mejor algunas madres no quisieran que las celebraran el Día de la Madre y, si yo fuera madre, a lo mejor tampoco querría, o según como me hubieran tratado durante este año. No querría que me celebraran el Día de la Madre porque detrás de la celebración de ese día se esconden muchas cosas. Se esconden los olvidos de todos los días, se esconde la infravaloración de todos los días, se esconde la injusticia de vivir casi todos los días invisibles para la sociedad, porque no se nos reconoce el  trabajo  que hacemos en la casa, y si hacemos un trabajo igual al de los hombres se me paga menos y, lo que es peor, se esconde el maltrato, psicológico y económico,  y a veces el maltrato llega a la agresión física y a lo mejor con conocimiento de sus hijos que hoy vienen con un ramo de flores.

Pero a la mayoría  de la madres y a  mí me gustaría que la celebración fuera como el acto final,  por el cual reconocemos lo que hemos hecho todo el año por esa persona, lo que la hemos querido no solo de palabra sino de obra, lo atentos que hemos estado con ella muchos días y en muchas ocasiones, con pequeños detalles y grandes cosas, si hubiera sido necesario, todas las llamadas de teléfono que le hemos hecho si vivimos lejos, y la platita que le hemos mandado para sus medicinas, y si vivimos con ella, si esa cercanía ha sido agradecida, atenta y la he defendido de algún mal trato que sufriera delante de mí. Todo eso junto, lo  celebramos el Día de la Madre. Que el ramo  que le llevemos esté hecho con estas flores que le hemos ido trayendo durante todo el año, que esté hecho con los apoyos, llamadas de teléfono, visitas que  durante el año le hemos hecho y de todos los abrazos y besos que le hemos dado durante los 365 días del año.  Entonces sí me gustaría celebrar el Día de la Madre y creo que para muchas madres será así, celebran el cariño que han ido recibiendo durante todo el año. Entonces sí tiene sentido las flores y el mantel largo, con un buen almuerzo que le hayan hecho sus hijas o nueras,  y las poesías y los cantos e incluso el  baile si es que está en edad de darse sus vueltecitas.

La celebración es como el  culmen de lo que hemos hecho durante todo el año. Esa celebración vale, esa celebración tiene sentido, esa celebración está respondiendo a lo que espera una madre, y como está hecha de tanto cariño recibido durante todo el año, a una madre la llenará de  gozo y de alegría, y los regalos y las flores serán el símbolo de todo eso, estarán llenos de sentimiento, de cariño, serán flores de verdad, naturales,  o  de papel o de plástico, pero con olor a perfume aunque sea barato. Olerán al cariño acumulado durante todo el año, por eso es natural y agradable.

Pero hoy también tendríamos que ser agradecidos y darle gracias por todo lo que ha hecho y hace por nosotros. Nosotros no lo sabemos todo, las noches en vela cuando nos enfermábamos, las preocupaciones cuando empezamos a ser jóvenes, los sufrimientos  cuando nos hemos tenido que separar por el trabajo, cuando nos ha tenido que defender porque nos trataron mal o hablaron mal de nosotros.

De ese agradecimiento también tendría que estar hecho el día de hoy, y que este día nos debe hacer pensar en cómo lo tendríamos que preparar para el año que viene desde el día de mañana, no esperando a prepararlo una semana antes o un día antes. Ya sabemos que el Día de la Madre tiene que estar hecho del cariño y el respeto de todos los días de año. Y si este día nos comprometemos con ella a luchar para que todos los días sea reconocida no solo como madre sino como mujer con los mismos derechos y oportunidades de los hombres, mucho mejor.

P. Francisco Muguiro, SJ
Director de Radio Marañon
Publicado el 11/05/2019