Los vaivenes recientes en el proceso judicial entablado al expresidente Ollanta Humala y su esposa han causado indignación en gran parte de la población peruana. Porque más allá de la veracidad o no de los delitos que se les imputan los ciudadanos nos quedamos con la sensación de que en nuestro país la justicia sigue pesando más para unos y menos para otros. Si no, no se entiende cómo es que algunos políticos sean tratados con severidad mientras otros, estando acusados de delitos similares, continúen su actividad política como si no pasara nada. Ahora bien, lo lamentable es constatar que esto solo pone en evidencia lo que significa la justicia para muchos peruanos. Si esto ocurre con personas con poder, ¿qué pueden esperar los miles de peruanas y peruanos que no tienen dinero, ni fama, ni familiares o amigos influyentes en las instituciones judiciales?

Por años hemos venido hablando de la reforma del sistema de justicia y creo que no podemos dudar de que hay autoridades que han tratado de implementar reformas que garanticen una administración de justicia libre del juego político y sobre todo de la corrupción. Sin embargo, mejorar la formación de los funcionarios y ofrecerles mecanismos que fortalezcan su independencia y filtren las malas prácticas es solo una parte de la tarea. La otra parte nos corresponde a quienes conformamos la sociedad, y tenemos que reconocer que también nosotros estamos fallando. Porque muchos, de un modo u otro, allí donde nos toca otorgar algún beneficio o establecer una sanción, hemos vuelto normal la diferencia de trato entre quienes nos simpatizan y los que no, entre los que nos pueden brindar algún beneficio y los que no tienen “nada” que ofrecernos.

Qué difícil es creer en la justicia. Pero qué difícil es también materializarla cuando nuestros propios intereses se ven comprometidos en su realización. Y, sin embargo, es ante todo por allí que puede venir el cambio, por el paso de una actitud complaciente con nuestros intereses a la capacidad de dar a cada quien lo que en conciencia sabemos que corresponde.

P. Deyvi Astudillo, SJ
Responsable de Vocaciones Jesuitas
Publicado por Diario La República (12-05-2018)