Estamos en el siglo XXI, siglo de las comunicaciones, que se puede decir que nacieron en el siglo anterior, pero empezaron a crecer desmesuradamente al final del siglo, y ahora no sabemos hasta donde vamos a llegar. En las ciudades todo el mundo tiene celulares y a veces dos, en las zonas rurales todo el mundo tiene celulares, aunque la cobertura a veces no esté a nuestro alcance y, aunque usted no lo crea, en las ciudades o distritos de nuestra selva, hasta en las que ahora no ha llegado la carretera, hay celulares y gracias a Dios vemos a los awuajun usando celulares. A la mayoría de las zonas rurales con la luz ya llegó la TV.

Todos son medios de comunicación, todos han bajado la audiencia de nuestras radios, pero ninguna la ha podido sustituir como medio de comunicación. La TV te pone en contacto con muchas personas y hay programas como los grandes concursos, o los clásicos del fútbol, que tienen audiencias de varios millones, el mensaje y la imagen nos llega, pero no hay retorno, el que la ve es puro espectador. El teléfono te pone en contacto con una persona, además hay retorno y se establece comunicación de ida y vuelta, e incluso ahora hasta con imagen, pero con una sola persona. Pero la radio está donde tu estés: en tu casa, en tu carro o camión, en tu chacra, en tu trabajo de oficina, por indiscreta te puede acompañar en la cocina y hasta en la cama y, si tienes unos audífonos, sin molestar a nadie. Pero la radio casi en el momento te puede informar de un acontecimiento, del fallecimiento de un amigo de un familiar. Pero lo que es más importante, puede hablar y discutir contigo de un problema de tu pueblo, barrio o ciudad y lo bueno es que te estará escuchando no una persona sino mucha más gente.


Pero además hay problemas nacionales o provinciales que no necesitan solamente información, necesitan análisis, participación, escuchar a muchos y de muchos lugares. Eso solo te lo puede dar la radio, y eso es lo central de la comunicación: que te escuchen y el que está detrás de los micros escuche. De esas dos escuchas surge algo nuevo, eso nuevo que se produce es el fruto de la comunicación, para lo cual el radialista y oyente se implican y ayudan a los miles de oyentes a implicarse también, y que eso nuevo se socialice, y así se construyen los consensos regionales y nacionales. ¿Como nos pueden escuchar las autoridades? Como nos pueden escuchar los políticos? Como nos pueden escuchar los ciudadanos de nuestra región o del país?

La radio lleva tu queja, tu denuncia, tu parecer a todos esos lugares, tú te haces presente en el despacho del alcalde o del regidor, en la comisaria de la policía, en las oficinas públicas de los que te dan el servicio de la luz, y del agua , tú te presentas a las oficinas del Ministerio de Agricultura y al de Salud, para quejarte del poco apoyo que da este Ministerio a los pequeños propietarios , o a las zonas rurales, o de lo mal que se comportó uno de sus funcionarios. ¿Te has preguntado si no estuviera la radio cómo lo harías? Y otro capítulo para lo que las radios son necesarias e indispensables, es para las emergencias. ¿Qué hacemos en una emergencia colectiva: un derrumbe que aplasta unas casas o interrumpe una carretera, o deja aislados unos pueblos? ¿Que haríamos en un terremoto o en una inundación? Gracias a la radio, se salvan muchas vidas por llegar a tiempo.

Pero lo más importante y la finalidad de las radios como medios de comunicación es fomentar la convivencia humana. Yo me comunico para ayudarme y ayudar a la convivencia humana, ese el es fin principal de todos los medios, y hoy con gusto lo aplicamos a la Radio. Felicitaciones a todos y todas las que se dedican a esta labor de mejorar esta convivencia, que tanta falta nos hace. Y tenemos radio y hoy además redes para rato en el siglo de las comunicaciones.


P. Paco Muguiro Ibarra, SJ.

13 de febrero de 2020