La austeridad no es un valor solamente cristiano, a decir verdad, se encuentra presente en las tradiciones religiosas más importantes. Y es que desde antiguo el ser humano ha comprendido, no sin autoengaños y frustraciones, que una existencia verdaderamente plena se encuentra más cerca de un estilo de vida desapegado de ambiciones materiales que de uno condicionado por el apetito de tener más y más.

Es verdad, resulta difícil sacar a la luz esta gran verdad cuando casi toda nuestra cultura está atravesada por la dinámica del consumo, y cuando el deseo de libertad interior queda con frecuencia acallado por la búsqueda de beneficios inmediatos. Sin embargo, el testimonio del Evangelio sigue estando allí para recordarnos lo realmente prioritario, como están también los testimonios de tantas personas que en algún momento tomaron la decisión de dejar de vivir para tener, poniendo por delante el deseo de vivir en plenitud.

Pero el valor de la austeridad adquiere, además, una nueva dimensión cuando es motivado por un deseo de solidaridad con los que menos tienen o, dada nuestra reciente conciencia ecológica, por la búsqueda de un uso responsable de los recursos de nuestro planeta. Así, desde siempre el cristianismo ha insistido en la importancia de compartir los bienes individuales, y, por otro lado, cada vez más gente, sobre todo jóvenes, renuncian a ciertos beneficios con el fin de contribuir a la sostenibilidad de la tierra. La austeridad no es, pues, solo asunto de ascetas religiosos, sino que concierne a toda la humanidad.

Esta reflexión viene a colación por la indignación que mucha gente siente por los frecuentes signos de un uso inapropiado de los recursos del Estado por parte de algunas de nuestras autoridades. Si ya causa cierta desazón que algunos gobernantes tengan una vida privada llena de lujos en un país con tanta pobreza como el Perú, más justificada está todavía la indignación que causa la desmesura en el gasto de recursos públicos para satisfacer extravagancias materiales.

P. Deyvi Astudillo, SJ
Responsable de Vocaciones Jesuitas
Publicado el 2/6/2018 en Diario La República