Aunque existan personas que busquen hacer el mal, pienso que la mayoría de las veces el mal se produce por la poca disposición de estas para identificar las opciones que más se orienten al bien, es decir, por su incapacidad para discernir y elegir lo mejor en cada circunstancia. Si nos fijamos, por ejemplo, en los grandes casos de corrupción o en los conflictos políticos que día a día se presentan en nuestro país, observamos que frecuentemente son el resultado de una seguidilla de malas decisiones que engendraron otras malas decisiones hasta el punto de volverse casi incontenibles. Algunas veces hay, por supuesto, maldad o un egoísmo desmedido, pero otras veces lo que prima es una escasa formación moral y también la poca voluntad para reflexionar sobre lo más favorable a todos.

Es por ello que en el ámbito de la educación básica y profesional resulta imprescindible una formación orientada al discernimiento y a la toma de buenas decisiones. La capacidad para elegir lo mejor, sobre todo ante situaciones complejas y dilemas éticos, no se improvisa, requiere tanto de buena intención como de principios orientadores y del entrenamiento en una serie de pasos que garanticen una reflexión seria y profunda. En la vida profesional, las normas y los códigos éticos ayudan, pero siempre ayudará más el buen juicio que cada persona puede adquirir en base a una sólida formación en la práctica del discernimiento.

En este sentido es fundamental que el deseo de justicia que todos tenemos ante tanta corrupción venga acompañado de un compromiso firme por formar a nuestros niños y jóvenes en la capacidad para tomar decisiones sabias en lo que respecta a sus vidas y también a la vida de los demás. Hay valores y habilidades que si no se aprenden pronto luego son muy difíciles de adquirir, sobre todo si no se cuenta con la motivación que brinda una práctica espiritual. Sin duda, esta es una de las grandes tareas que los educadores tenemos de cara al futuro del país.

P. Deyvi Astudillo, SJ
Responsable de Vocaciones – Jesuitas del Perú
Publicado en el diario La República (8/03/18)