El motivo más importante por el cual los santos y santas adquieren especial relevancia en la Iglesia reside en la necesidad que todos tenemos de referentes para nuestras vidas. Es verdad que con frecuencia las vidas de los santos han sido exaltadas hasta el punto de desvirtuar el testimonio real de cada uno de ellos, y sin embargo, no dejamos de reconocer que en nuestro mundo seguimos encontrando personas extraordinarias cuya experiencia de Dios y de la humanidad vale la pena reconocer y dar a conocer. Los santos, lleguen o no a los altares, ayudan a los creyentes a visualizar mejor los caminos que conducen a la felicidad y la plenitud.

Esta necesidad de ejemplaridad no es, sin embargo, exclusiva de los creyentes. Las vidas de todos están construidas, en gran parte, gracias al ejemplo de las personas que de una manera u otra han inspirado nuestros caminos. En lo que somos subsiste la presencia de nuestros padres, maestros, consejeros, de compañeros y amigos admirables. Y no es distinto, por otro lado, si pensamos en nuestros comportamientos colectivos como sociedad. Todas las sociedades, para crecer, para dejar hábitos opresores y adquirir comportamientos liberadores, han necesitado de la inspiración de personajes ejemplares, en muchos casos, de verdaderos líderes que han animado a la gente a verse de otra forma, a pensar distinto, a actuar de otro modo.

Creo que reflexionar sobre la ejemplaridad nos lleva, asimismo, a caer en la cuenta de otras dos cosas. Primero, de que la crisis moral que muchos advertimos en nuestra sociedad se debe también a la falta de referentes, de vidas ejemplares, de testimonios de integridad que hagan creíble el compromiso con una sociedad justa, equitativa y solidaria (tres expresidentes de la República y varios gobernadores regionales cuestionados por corrupción son un gran síntoma de esta carencia). En segundo lugar, hay que ser conscientes de que la ejemplaridad se construye en la vida de cada uno, que nadie nace siendo ejemplar y que todos podemos serlo de acuerdo con la vida que elijamos vivir.

P. Deyvi Astudillo, SJ
Oficina de Comunicaciones – Jesuitas del Perú
Publicado en el diario La República (08/10/17)