Nota publicada por el diario La República (11-10-12)

“Veo mi trabajo plástico como una misión, por eso también me siento impulsado a cuidar mi proyecto”

Ciudad de México/

Una exposición del sacerdote jesuita peruano Francisco Navarro logra los mejores comentarios en México. Los visitantes se sienten impactados y una constante es que perciben claramente la experiencia estética y espiritual.

Entran curiosos y salen renovados, a veces sinceramente cuestionados porque no es fácil detenerse ante las escenas de depredación, pero especialmente intuyen la esperanza que hay detrás de las imágenes, de los textos y de los cuadros. El propio montaje ha sido un acierto y funciona como un microcosmos donde las personas se sienten acogidas y arropadas. Un extraordinario escritor y crítico literario, Alberto Vital, especialista en Juan Rulfo, ha dejado esta dedicatoria: “A José Francisco Navarro, cuya pintura me ha cubierto de sensaciones y de emociones muy finas. Ojalá continuemos nuestro diálogo en la palabra, la Palabra y la imagen. ¡Felicidades!”.

Eso es uno de los objetivos buscados por el artista: entrar en diálogo con todas las personas, creyentes y no creyentes y colaborar en la creación de espacios de encuentro y diálogo desde el arte. Navarro comparte su trabajo artístico porque siente que su proyecto no descansa en una persona sino que es llevado por un camino que es más empinado y que conduce a una dinámica humana y divina más amplia y mayor. En sus palabras: “Veo mi trabajo plástico como una misión, por eso también me siento impulsado a cuidar mi proyecto, a promoverlo y a perseverar a pesar de los obstáculos, que no son pocos.

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